Duelo gestacional: transitando del dolor al recuerdo

Loretto Rodriguez Rivas

Académica de Obstetricia

Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia

El duelo gestacional, perinatal y neonatal es un tema profundamente sensible y relevante que no sólo es una experiencia dolorosa para los padres, sino también para los equipos de salud que acompañan en este proceso. A nivel mundial, cada 15 de octubre recordamos la importancia de reconocer y validar el dolor de las familias que enfrentan la pérdida de un hijo o hija antes, o después del nacimiento.

Según estadísticas, se estima que la tasa de mortalidad perinatal es de 4,8 por cada mil nacidos vivos en nuestro país, aunque la OMS hace el encuadre para esta definición desde las 22 semanas de gestación hasta los siete días de vida, este proceso doloroso se vive desde la concepción, por lo tanto, el impacto que genera una pérdida no se aminora si este ocurre a menor edad gestacional, es igual de significativo e impactante para los padres.

Las actitudes que toman los profesionales ante un proceso de pérdida tienen consecuencias directas en la experiencia que viven las familias. Un acompañamiento adecuado, un espacio de pausa para la despedida y un apoyo emocional de calidad, favorece una mejor respuesta al afrontamiento del duelo.

La capacidad de escuchar, validar sentimientos y proporcionar un espacio seguro para que las familias expresen su dolor es vital en este proceso. La empatía y la comprensión son herramientas poderosas que pueden ayudarles a navegar por su duelo, validarlo y reconstruirse después del proceso doloroso.

Durante el 2021, se promulgó la Ley Dominga (Nº 21.371) que marca un estándar en el manejo clínico y acompañamiento de madres y padres que hayan sufrido una muerte gestacional o perinatal de un hijo o hija, estableciendo que todas las instituciones de salud, públicas y privadas, cuenten con protocolos con acciones concretas de contención, empatía y respeto por el duelo de cada madre.

Al educar a los profesionales y al público en general sobre el impacto emocional del duelo, podemos fomentar un entorno más comprensivo y solidario. Es esencial que todos reflexionemos sobre cómo nuestras palabras y acciones pueden ofrecer apoyo a quienes atraviesan esta dolorosa experiencia. Cada pequeño gesto cuenta y juntos podemos crear un espacio donde el duelo perinatal sea comprendido y donde las familias se sientan acompañadas en su proceso de sanación, sobre todo desde el rol de la matronería, que somos quienes acompañamos a las mujeres en este proceso.

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